jueves, 3 de febrero de 2011

Vueltas y más vueltas al tema de la pasta, un debate sin fin.

(Por Marta Abad)

La temporada ACB en curso está marcada por el controvertido tema de los fichajes y rescisiones de contrato a mitad de campaña. Mucha crítica ácida, desde una cómoda poltrona de romanticismo, se han desatado tras los casos Ingles, Batista, Garbajosa, Rubio…etc. ¿Hay otra lectura para ello? ¿Qué es en realidad un club de baloncesto? No hay respuesta unívoca, sí cientos de opiniones y puntos de vista al respecto. Tratemos de aportar una visión adicional, una más, tal vez impopular pero espetada no tanto desde el corazón, que también tenemos, sino desde la razón y un background un tanto “peculiar”.





Hemos tendido a denominarlo círculo vicioso por lo intrincado del tema. Trataremos de explicar nuestras elucubraciones de un modo sencillo, sin paja insustancial. Pongamos como ejemplo el caso Fuenlabrada-Batista.

Supuestamente la lógica empresarial pediría un plan de negocio y de marketing a un año vista a fin de controlar fuentes de ingresos y gastos de todo tipo, objetivos, necesidades deportivas, acciones de comunicación a implementar…Si bien, dada la volatilidad e imprevisibilidad de los ciclos deportivos de cualquier club no puntero, ¿quién es el listo que se ve con la clarividencia suficiente para preparar dicho programa? Se nos antoja poco menos que imposible.

Ante este escenario, van pasando los días, las semanas y se acerca peligrosamente el fin de una campaña y la hora de tomar decisiones y emprender acciones. Tema espinoso el del patrocinador. Si finaliza el contrato con el que lo había sido durante la temporada en cuestión, toca ponerse las pilas para dar con otra “alma caritativa”. Porque, no nos engañemos, ante el “éxito” del baloncesto ACB y la dificultad de medir el retorno de este tipo de inversiones marketing, los sponsors asumen el rol de ángeles de la guardia.

Si bien, ¿qué pasa si no hay manera de dar con dicha empresa, entidad o institución? ¿Toca vender el mayor activo del club/equipo, esto es, el jugador franquicia? La razón “empresarial” tal vez diría sí pero, ¿no puede pensar el club que mantener a dicha estrella es el mayor reclamo para que un patrocinador acabe apareciendo? Por tanto, en este caso el Fuenlabrada, se encuentra entre la espada y la pared y si vende a Batista sabe que las probabilidades de dar con tal fuente de ingresos, bajan en picado. Irremisiblemente, llega el inicio de temporada y el club se encuentra “soltero” y con Batista, la consecuencia lógica es el agujero financiero. Entonces llegan los problemas reales, los nervios internos y demás consecuencias poco agradables y que todos conocemos.

¿Puede la afición mostrar descontento y tener la sensación de fraude con el club ante la decisión del acuerdo con Baskonia? Desde el punto de vista de los derechos como socio-seguidor-persona, sin duda alguna. Desde la racionalidad y la valoración del global de la película, tal vez no tanto. Porque, ojo a la contrapartida-trade off: si no hay “ingreso extraordinario”, no hay continuidad ni luz en el camino y, en última instancia, ¿la desaparición de la entidad? Miedo da sólo pensarlo. El cabreo se tornaría en almas taciturnas en busca de unos colores sentidos que ya no existen más allá del recuerdo y en corazones rotos por el duelo del “amor” perdido.

Como fuere, el romanticismo -o algún aspecto de él- parece haber pasado a la historia y el modelo ACB no deja de estar tocado por la mano de nuestro sistema económico capitalista. A algunos, siempre nos quedará el dulce sabor de alguna victoria dominguera o la gloria de una clasificación para la Copa del Rey o un playoff. En cuanto al cambio de paradigma o a la cara dulce de todo esto, serán tema de otra reflexión.

 
Marta Abad.
Twitter: @EscribirVivir

3 comentarios:

  1. Ojalá artículos con tantas verdades y CALIDAD se leyeran en los panfletos que regalan en los quioscos junto a chubasqueros o cuberterías...

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  2. Interesantísimo artículo.

    Está claro que tal vez sería mejor que los clubes pequeños vendieran a sus mejores jugadores en lugar de tener que recurrir a los dineros públicos de salvación, como sucede en muchos equipos pequeños.

    Pero claro, lo que a veces me genera una cierta indignación es el hecho de que este sistema lo que hace es que los pequeños sean los que corran riesgos y sirvan de cantera a los grandes.

    Equipos pequeños se ven obligados en verano a apostar por jugadores sin experiencia ACB, jovenes valores USA o europeos, que son una ruleta rusa: si salen malos el equipo pequeño tiene que gastar en cortarlos y fichar a otro... y si sale bueno viene un grande y se lo lleva, evitando riesgos innecesarios...

    Pero bueno, como bien dice Marta, tal vez haya que ir olvidando romanticismos... y sea el "capitalismo" el que reina ya... será cuestión de ir acostumbrandose..

    Saludos
    Ramón
    Lucentum Blogging
    http://colombinn.blogspot.com

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