martes, 22 de febrero de 2011

Se acabaron los cupos. ¿Y ahora qué?

(Por Marta Abad)


Mucha razón tiene Jesús Pérez (@Chusperez), del Mundo Deportivo, al afirmar por Tweeter que le sorprende el mínimo o nulo debate a colación del final de los cupos en la Liga ACB. A mí no se me ha ocurrido otro motivo para dicho silencio (o casi) que el ruido generado por otras noticias o eventos deportivos y, más concretamente, en la órbita del baloncesto. Y es que un fin de semana como el que acabamos de vivir ha venido marcado por el espectáculo NBA del All Star, imposible quedar al margen de ello incluso quienes no seguimos la competición de las estrellas. Así mismo, asuntos como la enfermedad de Pete Mickeal, en menor medida las machadas de algunos equipos ACB en la jornada vivida y las siempre presentes noticias sobre fútbol, son mucha competencia para un tema más “trascendental” pero de impacto no cortoplacista (entendamos que el corto plazo en temas deportivos es más que breve) Esta es mi lectura, tal vez influida por una personalidad harto analítica y que trata de desentrañar todos los hechos de una maraña en ocasiones inextricable.

No nos pararemos a analizar y dar vueltas a los motivos que parece ser llevarán al fin de esta “era” en el baloncesto ACB, otros grandes especialistas del periodismo deportivo ya han hablado y hablarán de ello (os remito zona131.com). Y sin tampoco querer, ni mucho menos, establecer un listado completo, profundizar en ello o llegar a una conclusión unívoca, trataremos de dilucidar posibles consecuencias del fin de los cupos. Evidentemente, cualquier cambio, decisión o hecho está marcado por las circunstancias que lo rodean en ese momento dado. Incluso podríamos decir que aquéllas pueden llegar a ser el motivo o desencadenante de dicha decisión o suceso. Pero dejémonos de marear la perdiz y entremos en materia.

Así, a bote pronto, me gustaría parafrasear la afirmación que A.V., otro gran twittero (@7vueltas), hizo hace unos días al respecto de este tema: “Es el fin de los tiempos de los “agitatoallas” ”. Poniéndolo en términos menos humorísticos, ahora los equipos ya no se verán obligados a contratar a ciertos jugadores por el mero hecho de su nacionalidad y, en muchos casos, tenerlos en el banquillo sin hacer mucho más que ayudar al equipo en los entrenos y en lo psicológico. Estos jugadores, tal vez por inexperiencia o por nivel, pasarán entonces a nutrir ligas menos potentes que la ACB o competiciones como la LEB (Adecco Oro); a priori, este parece un escenario lógico. Otra opción es la lógica recolocación de estos jugadores de equipos estelares a otros más plebeyos y la consecuente reducción de sueldo. La otra cara de la moneda de este tipo de jugadores que, en algunos casos, no optan ni a la rotación será que puedan jugar y dar muestras de calidad allá donde recalen. Creo que todos tenemos en mente casos como el de Sergi Vidal cuya inactividad en las competiciones se nos antoja poco menos que un desperdicio para el baloncesto.

Aitor Arrizabalaga -ACB Photo-

Saltemos a otro aspecto, ¿qué pasará con las canteras? No tenemos ni la menor idea. Lo que está claro es que si los chavales quieren abrirse hueco en un terreno que será todavía más competitivo, habrán de hacerlo a pulso, un pulso a fondo y en el que la entrega y el compromiso no serán más que el inicio del camino, más que ahora. Aquí, el trabajo del baloncesto de base y la apuesta por la formación y el desarrollo del talento serán más importantes que nunca. Tal vez el eterno debate de tener entrenadores “senior” para trabajar con los chavales más jóvenes (una lógica que se derrumba por la paradoja que encierra) tome todavía más forma y se empiece a definir otro modelo de formación. En cualquier caso, parece obvio que algunas cosas cambiarán para los equipos cuyo baloncesto de base sea parte de su filosofía.

En lo referente a otros ámbitos profesionales, el libre movimiento de las personas de país en país en el seno de Europa era ya algo que formaba parte indisoluble de la propia Comunidad. Por supuesto, cualquier profesional estará interesado en viajar más allá de sus fronteras sólo si lo que se le ofrece lejos -en sentido global- mejora lo que obtiene cerca. Entonces, jugadores europeos con calidad (superior a los españoles que queden descartados) accederán a formar parte de la nuestra liga siempre y cuando se les compense debidamente. O, por otro lado, que la propia competición sea suficientemente atractiva para ellos como escaparate de sus virtudes. Pero, ¡ojo!, estamos en tiempos de crisis -archiconocido tema de los patrocinadores y las audiencias del baloncesto, ambos vinculados- y no parece tan obvio que la compensación pueda ser tan atractiva como algunos quisieran. El contrapunto es que dicha crisis también ha tocado a otras ligas del viejo continente. Cuestión de presupuestos y “promesas”.

En un plano más banal y porque no podemos seguir dando vueltas a los temas relevantes a riesgo de dormir a quien se encuentra al otro lado de la pantalla, ¿qué pasará con el idioma vehicular entre entrenador y jugadores? Vale, ahora ya impera el inglés, poco puede cambiar la cosa. Si bien, quedan todavía entrenadores que, españoles y no, se dirigen a sus pupilos en castellano. En caso de que el fin de los cupos redujese realmente la presencia de los jugadores locales en las filas de los equipos ACB, se acabó incluso esa práctica. ¡Bienvenidos al bilingüismo o trilingüismo! Parece que los verbos jugar, competir y ganar sólo podrán conjugarse en plural en el seno de nuestra selección. Por cierto, sin más datos ni darle demasiadas vueltas, no parece que el fin de los cupos se traduzca en detrimento de nuestro combinado, los grandes llegarán a la cúspide como les toca siempre y cuando los scouts, agentes, entrenadores de base,... , sigan haciendo su trabajo óptimamente.

En cualquier caso, el tema dará que hablar, ¡sin duda alguna!


Marta Abad.
TWITTER: @EscribirVivir

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