martes, 7 de agosto de 2012

Cuestión de confianza


Esta selección lleva demostrando muchos veranos de qué pasta está hecha. Ha superado muchos baches. Ha sabido digerir la victoria y conservar el deseo de engordar su palmarés. Cada cita ha logrado insuflar una bocanada de entusiasmo y orgullo en el corazón de los aficionados. Ha lograda captar nuevos amantes a este deporte.

Fuente imagen: EFE - Juan Carlos Hidalgo
Lo cortés no quita lo valiente. Pedir más al que no puede darlo no es justo. Sentir decepción cuando el resultado y, sobre todo, las formas están por debajo de las expectativas es inevitable.

Cuando sucede algo como lo vivido ayer en el partido España vs Brasil, que iba precedido de un debate social entorno a la conveniencia o no de una posible derrota, es lógica la crítica y la sospecha, a pesar de las constantes demostraciones de superación que la selección nos ha regalado.

En todas las relaciones la confianza es un tesoro que tarda años en alcanzarse. Su valor, incalculable, es inversamente proporcional a su fragilidad. Una mala palabra en el momento menos adecuado, un comportamiento atípico o un simple malentendido pueden hacer saltar por los aires los pilares que la sustentan.

La relación selección afición no es ajena a esto. Ayer, pese a que en el deporte la derrota es lógica y normal, la forma en la que ocurrió y el debate previo al partido se convirtieron en motivos suficientes para que se creara el recelo entre las partes. Nació el malentendido. La selección no entiende el aparente poco crédito que tiene su trayectoria de los últimos años. Una parte importante de la afición duda de las reales intenciones de España en este partido.

Como en toda relación, todo es cuestión de confianza.

2 comentarios:

  1. No creo que España saliese a perder, pero tampoco salió a no ganar. Y no creo que fuese por no cruzarnos con Estados Unidos, creo que fue por la confianza de estar clasificados.

    Tampoco descarto que todo este partido haya sido planeado así por Scariolo. Y digo esto porque las sensaciones que dejaba la selección en 2006 y 2007 (campeones del mundo con Pepu y subcampeones de Europa con Aito respectivamente) eran muy distintas a las de la actual selección. Llámame loco, pero yo veía un equipo que enamoraba jugando, con pocos (por no decir ningún) defecto y con un espíritu de superación envidiable.

    En cambio, desde la llegada de Scariolo, ese espíritu se ha perdido. España no se encuentra en el juego exterior, no confía en sus propios jugadores y en el último cuarto desaparece. Y eso pasa por la "cabezonería" del señor Scariolo. Esa cabezonería que le impide cambiar a Llull cuando en cinco minutos ha regalado cuatro balones al rival, ha tirado cuatro chufas desde los 6,75m y solo ha metido uno de cuatro en tiros libres; pero no vamos a entrar en esa relación Scariolo-Llull porque queda más que claro como ve el seleccionador al escolta después de su trayectoria juntos. Esa cabezonería también la hace ver que ni Navarro ni Rudy están a su mejor nivel. Que en España hay jugadores con calidad suficiente para dar a estos dos un más que merecido descanso para recuperarse de sus lesiones. Esa cabezonería hace que, además, no se de cuenta de que Rudy es un dos puro, al igual que Navarro, y que tenerlos a la vez en la pista es quitarles las alas. Este "error" me enerva aún más teniendo dos pedazo de aleros que están cumpliendo muy por encima de lo que se esperaba de ellos y que siguen sin tener tiempo para reclamar esa confianza por parte del seleccionador. Jugadores como Sada, Rodríguez y Calderón están completamente perdidos por culpa de los cambios programados de Sergio Scariolo. Si un jugador está en un momento dulce durante un partido, dale dos o tres minutos más. Pero no, Scariolo no es así. Los cambios de Scariolo son fijos, sea quién sea el jugador y juegue como juegue. Y esto es aplicable a cualquier jugador, de bases a pivots. Si un jugador no está fino, se sienta dos minutos para que se concentre y salga a tope de nuevo.

    Por último y más importante: NO SE DEBE DAR UN PARTIDO POR GANADO. NUNCA. Y eso es lo que nos ha pasado contra Rusia y Brasil. Empezamos ganando de diez, de doce o de catorce, pero en lugar de dejar dos minutos más a ese quinteto y intentar acabar el cuarto veinte arriba, los sentamos. Y estamos demostrando que una ventaja de diez puntos no es un seguro de vida y se recorta en dos minutos.

    Por estas razones pido la dimisión de Sergio Scariolo. La pedí en el momento en el que fue seleccionador por primera vez (plata olímpica) y desde entonces la he seguido pidiendo, incluso cuando ganamos el Eurobasket en 2011.

    Aún así, le deseo mucha suerte a nuestra selección y que vayan a por todas, que confío en que vuelvan con el oro.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por dejar aquí tu opinión. Crítica a lo que no gusta y apoyo para lo que viene. Bien hecho.

    ResponderEliminar