Las sensaciones que me despierta este deporte son infinitas.
Anoche, tumbado, relajado, casi dormido, esperando el
#RickyReturns (http://espanolesnba-twitter.blogspot.com.es/2012/12/ricky-mr-ooooooh-rubio-ha-vuelto.html), fue ver a nuestra estrella pisar la cancha y subirme la
adrenalina como si fuera yo el que después de 9 meses volviera a vestirse de
jugador de baloncesto. Adiós al sueño que me perseguía.
Expectante. Preocupado porque todo saliera bien. Preocupado
porque nadie tocara esa rodilla, porque no pasase nada malo. Como si fuera la
mía… Preocupado por comprobar si volvería a ver al Ricky de la temporada pasada
o si el “nuevo” Ricky jugaría temeroso por su primera, y espero que última,
gran lesión de su carrera.
Tras las primeras jugadas, y viendo que “Ricky era Ricky”,
llegaba el momento de relajarme de nuevo y disfrutar de su magia. A cada
persona le pasa con un jugador distinto. Con él en pista siempre espero algo
que me haga sentir ese “ooooooh” que está dando banda sonora a la película que
Ricky está grabando en la NBA.
Ahora, sentado, escribiendo estas líneas, el baloncesto me
está haciendo pasar un mal día. Da igual en la categoría que juegues. Da igual
si juegas en NBA, ACB, LEB, EBA, 1ª Nacional, Provincial, Liga Municipal. Da
igual que seas la estrella del equipo, el entrenador o el último del banquillo.
Si sientes este deporte, no te quedas impasible ante la derrota. No puedes
evitar sentir tristeza, decepción, enfado, rabia o impotencia. No puedes evitar
pensar “qué puedo hacer para…”
Y es que todo se resume, para mi, en tres palabras: baloncesto es sentimiento.
@espanolesnba